¿Cómo saber cuándo acudir a un profesional en situaciones de pérdida?

La muerte de un familiar, el rompimiento de tu pareja, el traslado de un amigo a otro país,  suelen ser eventos dolorosos. También la pérdida de un bien material de alto valor económico como una casa, el auto, una empresa, entre otros, pueden tener repercusiones devastadoras por el esfuerzo que representan. Otra pérdida que hoy en día causa dolor es el de las mascotas, éstas pueden ser tan dolorosas como el alejamiento de un ser humano por ser parte del núcleo familiar.

Estas pérdidas generan estados de melancolía y añoranza en el mejor de los sentidos, pero también pueden provocar sentimientos de culpa, miedo, rabia y en algunos casos depresión. Es importante auto observarte, contactar con tus sentimientos y valorar cuando estás en una etapa de pérdida o duelo.

El doctor Robert A. Neimeyer  es profesor del departamento de psicología de la University of Memphis y editor del Journal of Constructivist Psychology. También tiene consulta privada en Memphis (Tennessee). Ha publicado numerosos artículos de investigación y libros en torno al tema de las pérdidas y el duelo. En su libro Aprender de la Pérdida, publicado por Editorial Paidós, el doctor, recomienda en qué momento deberíamos buscar ayuda en situaciones de pérdida no superadas:

Aunque el dolor, la soledad y los trastornos que acompañan al duelo no tienen nada de “anormal”, hay algunos síntomas que deberías evaluar para acudir a un profesional o alguna persona de tu entorno que pudiera ayudarte: médicos, psicólogos, guías espirituales, responsables de grupos de apoyo, etc.  Aunque cada persona debe tomar esta decisión libremente, debe plantearse seriamente hablar con alguien sobre su duelo si presenta alguno de los siguientes síntomas:

• Intensos sentimientos de culpa; provocados por cosas que hizo o dejó de hacer en el momento de la muerte o separación de su ser querido.
• Pensamientos de suicidio; que van más allá del deseo pasivo de “estar muerto” o de poder reunirse con su ser querido.
• Desesperación extrema; la sensación de que por mucho que lo intentes nunca vas a poder recuperar la vida que valga la pena vivir.
• Inquietud o depresión prolongadas; la sensación de estar “atrapado” o “relentizado” mantenida a lo largo de varios meses.
• Síntomas físicos; como la sensación de tener un cuchillo clavado en el pecho o una pérdida sustancial de peso; que puedan representar una amenaza para tu bienestar físico.
• Ira incontrolable; esto provoca que tus amigos o seres querido se distancien o que te lleven a planear la “venganza” de tu pérdida.
• Dificultades continuadas de funcionamiento; que se ponen de manifiesto en la incapacidad para conservar tu trabajo o realizar las tareas necesarias para la vida cotidiana.
• Abuso de sustancias; confiando demasiado en las drogas o el alcohol para desterrar el dolor de la pérdida.

El mismo Neimeyer añade: “Aunque cualquiera de estos síntomas puede ser una característica pasajera de un proceso normal de duelo, su presencia continuada debe ser causa de preocupación y merece la atención de una persona que vaya más allá de las figuras de apoyo informal que suelen estar presentes en la vida de cada individuo”.

Toda pérdida importante implica un proceso de duelo emocional para trascenderla. Regresar a tu estado de equilibrio y aceptación no quiere decir que la pérdida sea negada o desestimada. Por ello, acudir a un profesional, te ayuda a colocarte en otra perspectiva en donde la pérdida adquiere otro significado, sin restarle valor a la persona, bien o situación que ya no está contigo.

De persona a persona, Aliike Bienestar.