A veces resulta complicado encontrar dentro de cada uno de nosotros, aquello que nos hace vibrar y da sentido a nuestra vida, algo congruente con nuestros valores, pensamientos, palabras y acciones; que no dependa de los juicios externos que tratan de derribar nuestros proyectos, quizás para lograrlos sea necesario replantearnos algunas creencias que puedan impedirnos disfrutar de lo que consideramos importante y también tener una gran dosis de paciencia con nosotros mismos para comprender que no todo el tiempo podemos hacer éstas reflexiones pues la vida corre y la rutina nos arrastra.

Pero cuando tenemos esos momentos de reflexión, donde podemos ver con claridad hacia dónde queremos ir, hay que poner manos a la obra, asumiendo la responsabilidad de nuestras acciones, las cuales deben ser tomadas con plena libertad para que entonces cuando lleguemos al final del camino podamos decir con todo placer: “misión cumplida”.

Es una labor que requiere mucho tiempo de introspección para descubrir realmente que queremos, sin dejarnos llevar por el deber ser o lo que los demás quieren o esperan de nosotros, pero como todo en la vida, requiere de constancia y atención para no dejarnos llevar por la corriente que nos marca la sociedad, tratando de estar al pendiente de nuestras emociones, pues no hay mejor termómetro para darnos cuenta de que algo no nos gusta que éstas.

Escribir todo es esto es fácil, pero llevarlo a cabo requiere de fuerza espiritual y templanza para trascender algunas lecciones de vida que nos permitan madurar y valorar lo que fuimos perdiendo en el camino, cosas emocionales, pero también materiales que representaron en cierto momento, la seguridad que necesitábamos para sentirnos exitosos en esta vida.

Para mí, la muerte ha sido una gran maestra, muy fuerte pero también sabia, me ha sorprendido a través de lecciones que me han permitido entender que el momento para cambiar algo es hoy, porque nada es seguro por más que nos esforcemos en preverlo y controlarlo, todo es dinámico y no hay forma de parar el mundo, solo nos resta entender este movimiento y aprovechar las oportunidades que se presenten, sin esperar el momento ideal para disfrutar plenamente, pues el mejor momento es hoy.