En un rincón tranquilo de México, un hombre llamado SL vivía una vida sencilla y ordenada. Había dedicado años a su carrera como profesor en la universidad, disfrutando de la rutina y la familiaridad de su ciudad natal. Pero un día, una serie de eventos inesperados comenzaron a alterar su vida, como si el universo le estuviera enviando señales misteriosas.
Primero, un conocido que vivía en Londres le un departamento en la ciudad, insistiendo en que era una oportunidad que no podía dejar pasar. Luego, una aerolínea anuncia nueva ruta directa a Londres con descuento. Poco después, su banco, sin que él hubiera hecho una solicitud, le aprobó un préstamo considerable. SL, aunque desconcertado, no pudo ignorar la sensación de que estos acontecimientos eran más que coincidencias.
Con una mezcla de curiosidad y una pizca de nerviosismo, SL decidió seguir estas "señales" del universo. Viajó a Londres, una ciudad de la que sabía poco más allá de lo que había leído en libros y visto en películas. Al llegar, se encontró maravillado por la mezcla de historia y modernidad que impregnaba cada calle y edificio.
Una tarde, mientras recorría la ciudad, SL se detuvo frente a la estación de
St Pancras. El imponente edificio, con su arquitectura gótica y el gran reloj en su torre, le pareció de una belleza melancólica y encantadora. Sintió una atracción inexplicable hacia el reloj, como si hubiera algo más que una simple máquina en su interior. Decidió tomar una foto, quizás para capturar la sensación de misterio que emanaba del lugar.
Aquella noche, en su departamento, SL miró la foto del reloj y no pudo evitar sentir que había un mensaje escondido en su visita a Londres. Recordó una leyenda que había oído en su juventud, sobre relojes que contenían poderes mágicos, capaces de alterar el curso del tiempo y revelar secretos ocultos. Se preguntó si el reloj de
St Pancras podría ser uno de esos artefactos legendarios.
Intrigado, SL comenzó a investigar la historia de la estación y su famoso reloj. Descubrió relatos antiguos sobre un relojero llamado Eldred Stumblefoot, quien supuestamente había infundido el reloj con un encantamiento especial, permitiendo que el tiempo se detuviera brevemente para aquellos que mostraran actos de bondad genuina. Esta historia, aunque fantástica, parecía resonar con la experiencia de SL de recibir señales que lo habían guiado hasta Londres.
Decidido a entender el misterio, SL comenzó a pasar más tiempo en la estación, observando a la gente y el reloj…